viernes, 22 de febrero de 2013

La verdadera historia del «contacto» extraterrestre de 1967

"El encuentro con otra civilización inteligente tendría tal impacto en la Humanidad que es difícil calcular sus consecuencias. No solo transformaría nuestra cultura y tecnología, sino que, posiblemente, cambiaría la forma en la que entendemos lo más profundo del ser humano, nuestro origen y nuestro destino. Sin embargo, ¿estamos preparados para responder adecuadamente a un saludo tan extraordinario? La comunidad internacional acordó en los años 90 un «protocolo de detección» que establece los pasos a seguir en caso de producirse un contacto extraterrestre. Hace ahora un año, científicos de distinguidas universidades firmaban un artículo en una publicación científica de la Royal Society británica en el que advertían a los gobiernos del mundo de la necesidad de trabajar más en estos planes de reacción, especialmente si los visitantes son violentos. Pero el debate sobre cómo manejar tremendo encuentro no es nuevo. Alan Penny, de la Universidad de St. Andrews, en Escocia, ha publicado recientemente en arXiv.org la historia de un incidente real ocurrido en 1967 en el que se consideró seriamente la posibilidad de un contacto con civilizaciones extraterrestres.

Todo sucedió cuando astrónomos del observatorio de Cambridge descubrieron los púlsares, estrellas de neutrones giratorias que producen pulsos de radio. El equipo que realizó el descubrimiento estaba dirigido por Anthony Hewish, que más tarde recibió el premio Nobel por el trabajo. Los científicos, que nunca habían visto nada semejante, estaban tan asombrados que durante algunas semanas miembros del equipo consideraron la posibilidad de que las señales estuviesen generadas en un planeta que orbitaba alrededor de una estrella lejana, y que esas señales tuvieran un origen artificial, que fueran generadas por lo que llamaron «Hombrecillos Verdes» (Little Green Men o LGM) (...)"
Ver en ABC.

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