lunes, 30 de noviembre de 2009

Los hechiceros africanos pueden llegar a ganar millones de dólares, además gozan de la protección de gobiernos

"En un apacible meandro del pueblo rural de Brufut, en la costa occidental de Gambia, el brujo Abhassan Ibin Abubacarr se balancea en medio de hierbas y brebajes.
Con 52 años y dos esposas, es un hombre pausado y reflexivo, que presume cierta popularidad por sus "dotes".
"Todos los días, aquí hay un río de personas", asegura.
"Le vi en la televisión varias veces, gracias por atenderme", le interrumpe Dembo, uno de sus pacientes del día y quien lo mira con una mueca de admiración. Abubacarr asiente.
"A mí, me visitan personas del Gobierno, famosos, artistas, soldados. Todos, con los mismos fines: obtener más poder, alejar los enemigos, prever el futuro", explica el curandero, jugueteando con una Blackberry de última generación.
En África, se resisten a morir magias y brujerías. Peripecias y relatos henchidos de fantasía, historias que asemejan a milagros sin explicación: el Continente Negro da para esto y para mucho más, aunque estas prácticas no estén exentas de polémicas.
En países como Gambia, la brujería y el poder están en la actualidad íntimamente ligados (...)"
Ver aquí.

Perseguidos en África por su color, los albinos se esconden. [Muchos]africanos suponen que sus partes tienen poderes mágicos. Mercenarios pueden ganar hasta $75.000 vendiendo sus partes.

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